sábado, 2 de noviembre de 2013

Pulgas

Pulgas

Sir Walter y Sir Percy son parientes lejanos de un gato siamés que era pura sonrisa. Pero la niebla de Londres  -ellos viven en los tejados junto al rio- Los ah puesto de un humor reumático.
Así conversan los dos gatos:
-Le diré, Sir Percy, que me duele la paletilla desde hace tres días.
-No me hable de problemas querido Sir Walter. ¡Si yo le contara!
-¿A usted también le hace mal la humedad de este sitio?
-¿Y a quien no? Pero lo mío es otra historia algo que me inquieta hace ya bastante tiempo.
-lo escucho si no me toma por indiscreto……
-Por el contrario, amigo mío. Le voy a explicar…….
Resulta que en un circo trabajaban tres pulgas amaestradas  una más vivaracha que la otra.
Al principio hacían lo que cualquier pulga bien entrenada: saltaban de una mano a la otra, se hamacaban sobre una cuerda, y cuando les preguntaban cuanto es dos más dos se posaban sobre el número cuatro.
Más tarde, gracias a la paciencia de su adiestrador, aprendieron a hacer equilibrio sobre una pelota, a saltar por entre medio de un aro de fuego, a hacer reverencias y a saludar graciosamente con la cabeza.
-¡Puedo imaginarlas, Sir Percy saludando igual que nuestra muy graciosa majestad, la reina!
-Tal cual, mí estimado Sir Walter prosigo:
El público la seguía entusiasmada. Se llevaban los mejores aplausos del circo.
Por eso empezaron a ponerse vanidosas.
Primero pidieron que las compraran zapatillas de baile. Después, un vestido tutu bordado en lentejuelas.
Cuando aprendieron a hacer la pirámide humana y ah sostener un largo palo en equilibrio sobre la frente, exigieron una coronita abrillantada y que les entregaran rosas al final de cada número.
Locas como eran, pronto dieron triples saltos en la cama elástica y se recibieron de ecuyeres. Entonces pidieron una orquesta con cincuenta violines.
Lo cierto es que el éxito, las acompañaba de ciudad en ciudad y  ellas seguían ensayando cosas nuevas.
Cuando debutaron como acróbatas se volvieron francamente insoportables.
Se les antojo que querían actuar en el estadio maracaná de Rio de Janeiro y viajar en un vuelo chárter solo para ellas.
Al amaestrador se le acabo la paciencia. Se enojo. Ellas se ofendieron. Hubo gritos discusiones y un pequeño escandálete.
Cuando el circo pasó por Londres decidieron abandonarlo.
El circo siguió su camino y ellas se quedaron aquí como artistas independientes.
Lo primero que hicieron fue buscar un buen lugar donde vivir. ¿y dónde pueden vivir tres pulgas sino en un gato?
-¡No me digas nada ese gato es usted Sir Percy!
-Así es mi querido mi amigo. Hace un año que soporto encima a estas delirantes. Ensayan seis horas por día. Ahora están preparando el número de la bala humana. No pueden estarce quietas. ¡No saben lo que son mis dolores de cabeza!
-De veras lo compadezco Sir Percy. ¿Pero qué puedo hacer?
-Mi única esperanza es que vuelvan al circo no pueden vivir sin su público.
-Mientras tanto deberá tener paciencia, amigo mío.
-¡Y cuanta! Sin embargo, no crea que todo ah sido malo. Ellas me enseñaron algunas cosas interesantes.
-¡No me digas! ¿Cuáles?
-Por ejemplo, a caminar en la oscuridad sobre una cornisa angosta a varios metros del suelo.
-¡Pero si eso lo hacemos todos los gatos!
-Sí, claro. Pero ahora yo camino con una sombrillita en la mano.
A nuestra edad Sir Walter es fácil perder el equilibrio……
Fin….





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